En este post vamos a entrar en el terreno personal. A todos nos gusta pensar que el trabajo que desempeñamos sirve para algo útil. Que nos realiza. Estas semanas atrás, de mucho trabajo y cambios por venir en el futuro próximo en nuestras vidas (esperamos la llegada de nuestro futuro hijo muy prontito), me tocó hacer un pequeño trabajo de marquetería para mi padre en el estudio. Esto me dio que pensar.
¿Es importante el trabajo de fotógrafo de bodas?
Yo siempre quise ser ingeniero. Bueno, miento, cuando era pequeño, realmente quería ser meteorólogo y hombre del tiempo en la tele. Pero una vez tuve que elegir qué estudiar, no dudé ni un segundo en hacer ingeniería. Era de los pocos de la clase que lo tenía muy claro. Pues nada, a hincar los codos toca. Unos cuantos años de trabajo duro para acabar siendo oficialmente ingeniero. Incluso llegar a trabajar de ello.
Mientras tanto, Ángela empieza a estudiar fotografía y hacer sus primeros pinitos trabajando por su propia cuenta. Yo desde el principio le ayudo en todo, me voy empapando de todo esto que rodea a la fotografía y al ser fotógrafo. Fotografía de estudio, infantil y principalmente fotografía de boda. Desde la primera boda que hicimos, los dos hemos estado en el ajo, aprendiendo a base de gastar cámara y ser muy autodidacta.
Decido aparcar mi trabajo como ingeniero para dedicarme en exclusiva a lo que yo llamo «ser mi propio jefe». En este caso, ser mi propio jefe siendo fotógrafo de bodas. Es una decisión tomada por puro instinto, por hacer algo que te gusta. Pero nunca me había hecho la pregunta que todo el mundo debe hacerse. ¿Es importante el trabajo que yo hago? ¿Es importante el trabajo de fotógrafo de bodas?
El encargo de mi padre me dio que pensar.
Y como os contaba, un pequeño trabajo que mi padre me encargó esta semana atrás fue lo que me hizo hacerme esa pregunta. Mi padre llega al estudio con dos fotos en un sobre. Son dos fotos a tamaño 7×10 de mi madre y de él mismo, cuando eran muy jóvenes. Quería que las escaneara, las restaurara un poco digitalmente y ponerlas en un marco.
Mientras me lo explica, empieza a contarme la historia de las dos fotos. Su foto es mientras hace la mili en Jerez. Se la hizo en la plaza del Arenal en un estudio fotográfico, pero no se acuerda del nombre. La mili era un momento muy importante para aquél entonces. Eran los años 60 y mi padre no había salido prácticamente de su casa, era toda una aventura. Me cuenta cómo con 20 horas de enseñanza básica que impartían al principio de la mili, él empieza a escribir, y se convierte en el escritor de cartas de su barraca, pues era el único que conseguía unir una letra con otra y hacerse entender de todos ellos, gracias a esas 20 horas de colegio. Dice que ayudó a muchos a poder comunicarse con los suyos.
La foto de mi madre es aquí en Medina, y se la hizo el fotógrafo del pueblo, Fantasma. Creo que tenía el estudio justo enfrente de donde tenemos nosotros nuestro estudio de fotografía ahora mismo, aunque no estoy seguro. Era una foto para mandar a mi padre cuando emigró para Barcelona. Mi madre tenía entonces 17 años.
Para mi padre esas fotos de mi madre son muy importantes, guarda algunas de esa época de ella como oro en paño. Dentro de unos días hará dos años que mi madre nos dejó para siempre, y es por eso que estoy escribiendo estas líneas. Las fotografías de mis padres cuando eran jóvenes detienen el tiempo, te permite saber e imaginarte mucho mejor cómo eran ellos y cómo eran sus circunstancias. Te permite extraer recuerdos mucho más ricos y sobre todo, te ayuda a que esos recuerdos no se pierdan cuando ya no estén. Cuando falta alguien importante en tu vida, una fotografía te acerca a esa persona de nuevo.
Todo esto removió algo en mí e hizo preguntarme por la importancia de ser fotógrafo de bodas. Y me paré a pensar a cuánta gente fotografiamos ese día tan importante, donde familiares, amigos y los propios novios están en un momento irrepetible en la vida, y cómo sus hijos y sus nietos podrán acercarse a la historia de sus padres y abuelos cuando ellos ya no estén. Será la forma más real de tenerlos siempre presentes. Es un trabajo que puede parecer banal, pero gracias a la magia de la fotografía, se convierte en algo muy importante. Cada día me doy más cuenta de ello.
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